domingo, 23 de octubre de 2011

"El salvará a su pueblo de sus pecados"



Mateo 1:21

¡Señor, sálvame de mis pecados! Tu nombre
Jesús, me da confianza para orar. Sálvame de mis pecados
pasados para que no me tenga cautivo el hábito de cometerlos.
Sálvame de los pecados de mi naturaleza para que no sea esclavo
de mi propia flaqueza. Sálvame de los pecados que siempre
tengo delante de mi vista para que me inspiren el horror de cometerlos.
Sálvame de mis pecados ocultos, de los cuales no me
doy cuenta a causa de mi poca luz. Sálvame de mis pecados
repentinos para que no resbale ante el ímpetu de la tentación.
Sálvame, Señor, de todo pecado, y que ninguna iniquidad se
enseñoree de mí.

Tú sólo puedes hacerlo. No puedo romper
mis propias cadenas, ni vencer a mis enemigos. Tú sabes qué
cosa sea la tentación, porque fuiste tentado; sabes lo que es el
pecado porque llevaste su peso; sabes cómo socorrerme en la
hora de mi conflicto. Puedes salvarme de pecar y puedes salvarme
cuando he pecado. Tu mismo nombre encierra la promesa
de que así lo harás, y te ruego que cumplas hoy en mí esta profecía.
No permitas que ceda yo al malhumor, al orgullo, al desaliento
o a cualquiera otra clase de pecado; sálvame en santidad
de vida para que en mí sea abundantemente santificado el nombre
de Jesús.

Libros de Cheques del Banco de la Fe
Charles Spurgeon.

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