jueves, 4 de noviembre de 2010

Acerca de la Auto-estima

Lo primero es, que, no debemos tener un auto concepto de uno mismo mayor, o más alto que el que uno tiene que tener. ( Véase Romanos 12.3). Esto habla de la auto-estima, o sea, a lo que los que los estudiosos del comportamiento llaman el valor que las personas se tienen de sí mismas (el valor que ellas mismas se otorgan).

Entiendo, por lo que enseña la Biblia, que debemos valorarnos a nosotros mismos, pues esto es parte de uno amarse "a sí mismo".

No creo que esto sea malo como tal, es decir, que no es pecaminoso que las personas se amen a sí mismas, o sea, que se valoren y se consideren importantes, interesantes, únicas y diferentes a las demás personas.

Nuestro Señor Jesús. dijo que el segundo mandamiento es; amar a tu prójimo como a ti mismo. (Mateo 22.39). De manera que si una persona no se ama a sí misma, o sea, no se valora, no tiene una sana auto-estima, no podrá amar correctamente a los demás. (Efesios 5.29)

El problema está con los extremos, pues cuando nos sobre-valoramos y tenemos una auto-estima mayor de la que deberíamos tener, nos creemos superiores a los demás, entonces no somos capaces de amar como Dios ordena, pues despreciamos el valor de las demás personas.

Por otro lado, cuando las personas no se valoran a sí mismas, es decir, tienen una baja auto estima, se sienten al menos, y creen que no tienen ningún valor, entonces caen en depresión y problemas existenciales, pues no sienten que sus vidas tiene propósito alguno aquí en la tierra, entre otros factores...

Ambos extremos son malos, pues ambos traen conflictos con los demás, es decir, no permiten una sana relación con el prójimo, y fallan por tanto, al segundo mandamiento.

Por un lado, el que tiene una baja auto-estima, es decir, se valora poco, ve a los demás como superiores y mejores que ellos (y esto no es del todo malo), entonces no pueden amarles porque ese erróneo concepto hace que los demás terminan hiriéndoles, y ofendiéndoles, pues son demasiado susceptibles a causa de su propia poca valoración.

Por otro lado, si las personas que tienen una auto-estima alta, es decir, se sobre valoran excesivamente, estas no pueden amar a los demás como Jesús nos manda, pues los ven como inferiores a ellos, y sólo ven y se enfocan en las cualidades negativas.

En lo personal, veo a las demás personas con buenas cualidades y malas cualidades, es decir, para mí, cada persona posee cualidades importantes, positivas, y dignas de valorar e incluso de imitar. Cuando miro sus cualidades negativas, trato de ignorarlas y de que no me mal influencien.

Hasta éste punto sólo me he enfocado en las dinámicas de una errónea auto-estima con relación con el prójimo. Pero como sabemos, este problema ofende directamente a Dios. Pues quien se sobre valora, en otras palabras, quien tiene una alta estima de sí, está actuando con orgullo, y esto es una conducta y actitud despreciable para Dios, pues él mira de lejos al altivo, y humilla al que se exalta (Véase Proverbios 16.5,18)

Por otro lado, los que tienen baja auto estima, es decir, se valoran poco, también están mal ante Dios, pues como dijimos anteriormente, estos no son capaces de amar a su prójimo de una manera sana y correcta.

En conclusión, necesitamos una auto-estima balanceada de nosotros mismos. Esto implica ni muy baja, al punto que no nos valoremos, ni muy alta, al punto que nos sobre-valoremos.

Bendiciones!!!

0 comentarios:

Publicar un comentario