martes, 7 de septiembre de 2010

Obediencia

Dios nos hace algunas promesas condicionadas, de manera que, recae sobre nosotros el que se hagan realidad en nuestras vidas o no.

No es "declarando", ni "arrebatando"; mucho menos, "reclamándole cosas a Dios".

En primer lugar, la Palabra de Dios no nos orienta en ningún lugar, que a nuestro enemigo hay que "arrebatarle" las bendiciones. Ni tampoco, que nuestro enemigo puede quitárnoslas, pues dice ella misma que NADA nos podrá separar del amor de Dios, mucho menos, quitar las cosas que Dios en Su Amor, Gracia y Misericordia nos ha dado, y nos continúa dando.

En segundo lugar, la Biblia no nos anima en ningún lugar a reclamarle a Dios, pues ella misma nos enseña que Dios es Soberano, nosotros somos criaturas, y Él es el Creador, Él es el Amo, y nosotros sus siervos.

Por último, Dios sí nos anima a serle OBEDIENTES. Él le dijo al rey David que (si) se mantenía cumpliendo con sus mandamientos, sobre esa base él bendeciría a su descendencia, haciendo que no falte nadie de su casa que reine sobre Israel, y que su trono sería estable.

Vemos cómo el rey Salomón, en el crepúsculo de su vida, desobedece a Dios, adorando a otros dioses (a causa de un pecado anticipado: unirse a mujeres de otros pueblos que lo llevaron a la idolatría), y apartando su corazón del Dios verdadero. Cosa que provocó la consecuencia contraria de la promesa de Dios: el desplome de todo un reino, y de su propia vida.

Mi invitación es a que reflexiones acerca de las cosas que Dios ha prohibido, y que estás haciendo uso de ellas. Sabes que él no las prohibe para fastidiarte, sino como una muestra más de su inmenso amor, para protegerte. Mi invitación es a que pienses bien acerca de ésas cosas que sabes Dios prohibe, que le deshonran, y a que recuerdes que no traerán nada bueno a tu vida, y sobre todo, Dios no te va a respaldar ni a bendecir en NADA de lo que hagas, aún sea supuestamente para él.

Recuerda que la verdadera devoción a Dios está en la OBEDIENCIA.

¿Estás tú verdaderamente amando a Dios? ¿Tus acciones, demuestran que él está en el centro de tu vida? ¿Estas de una manera sincera, guardando, leyendo, escudriñando, memorizando, OBEDECIENDO Su Palabra?

Mi mayor anhelo es que seamos más que oidores (conocedores) de su Palabra, que seamos hacedores de ella.

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